IQBAL
MASIH. LÁGRIMAS, SORPRESAS Y CORAJE DE MIGUEL GRIOT
Autor:
Miguel Griot
Páginas:
272
ISBN 978-84-673-5641-0
Año
de publicación: 2010
SINOPSIS
En 1995, Iqbal Masih,
se convirtió en mártir por la lucha contra la esclavitud infantil al ser
asesinado en Lahore, su localidad natal. Iqbal denunció su situación ante la
opinión pública para concienciar al mundo de una injusticia que afecta a
millones de menores en el mundo. A partir de la recreación de los testimonios
de los que lo conocieron, lo escucharon o lo odiaron, asistimos a la
descripción de un personaje cuya labor ha sido imprescindible en la búsqueda de
un mundo mejor.
SOBRE EL AUTOR
Miguel Griot (Salamanca, 1976) ha colaborado en la web del diario El Mundo, y escribe en divertinajes.com. Su relato El Rey de Abría no se llama Guelfi obtuvo el premio dela Asociación Goya de Santander en 2004. Publicó Cuentos de Cura Sanita (Timun Mas) en 2005, lectura recomendada por la asociación de Biblioteques Públiques de Girona en 2006. Iqbal Masih, lágrimas, sorpresas y coraje es su primera novela. Es voluntario de la Cruz Roja y practica el Breema.
IMPRESIONES
El
libro lo descubrí gracias a uno de los múltiple sorteos que se organizan, no
hubo suerte pero como me llamó la atención su sinopsis, lo apunté y vi que lo
tenían en la sección infantil de la biblioteca, por lo que pensé que algún día
lo cogería prestado (en ese momento estaba con Yo soy Malala y preferí dejar
pasar un poco de tiempo entre ambos libros), pero no tuve que esperar mucho, porque
Miguel, el promotor del libro que se llama como el autor, me mandó un email
ofreciéndome un ejemplar, por lo que no pude resistirme y acepté. Os podéis
imaginar la ilusión que me hizo!!.
El
libro nos cuenta la historia de Iqbal Masih, un niño pakistaní, como muchos otros
de los que hay por el mundo, que empezó a trabajar desde muy pequeño para
colaborar en el sustento de la familia. A él le tocó confeccionar alfombras en
una fábrica de Lahore. Pero él era un niño muy vivaz, inteligente e
inconformista y no se resignaba a su destino, luchó por cambiarlo, dijo
¡Basta!! y con la ayuda del Frente de Liberación de Trabajo Forzado (BFLL), una
organización que luchaba por que se cumplieran los derechos de los niños en
Pakistán, consiguió pagar su paishgee, ir a la escuela y dar a conocer su
historia por todo el mundo, rodó un documental, viajó a Suecia y EE.UU. dando
su testimonio, convirtiéndose en un activista contra la explotación infantil.
Su testimonio era inspirador.
"Un discurso
breve y sencillo hablado desde el corazón, llega mejor que uno largo y complejo"
La
costumbre del paishgee es que los
niños empiezan a trabajar a cambio de un préstamo que reciben sus familias de
sus patrones (prestamistas usureros), y que ellos deben devolver con intereses
trabajando durante muchas horas al día, durante años.
"El
techo del taller es mi cielo; un telar, mi compañero; los castigos de Arshad,
todo lo que temo; un día para descansar, mi único deseo" dice
Kabir, compañero de Iqbal (pág. 76)
La estructura de la novela es muy
original. Conocemos a
Iqbal y su historia a través de
breves testimonios de gente que le conoció o coincidió con él en algún
momento (por breve que fuera). Como dice Mudena en el primer capítulo, cada
persona que habla es una ventana desde la cual nos vamos a asomar para
conocerle. Son testimonios muy dispares,
de amigos, familiares, compañeros de trabajo que apoyan a Iqbal, pero también testimonios
negativos de gente que cuestionan la completa veracidad de sus declaraciones,
el hecho de que se hiciese "uso" de Iqbal para promocionarse ellos
mismos y se les viera asociados a una "buena causa" y de los dueños
de las fábricas de alfombras que veían peligrar sus negocios. También hay
testimonios que ponen en duda sus ideas para mejorar la situación infantil en
Pakistán, no lo ven tan factible, ya que si los niños no trabajasen , no
tendrían no lo poco que ellos ganan para mantener a sus familias. Esta variedad
me ha gustado, es una forma de conocer todos los frentes y las distintas
opiniones.
Es
una historia triste, dura, conmovedora y
a la par esperanzadora. Vemos la
crudeza de la realidad que se vive en muchos lugares y a la que, a veces,
nos es más cómodo mirar para otro lado.
Iqbal, es un niño al que le coges
cariño rápidamente, maduro para su edad, pero un niño al fin
y al cabo; sufres con él, por su
trabajo y el trato que le da su jefe que no se anda con chiquitas y no pasaba
ni una, tomándose la justicia por su mano; pero
también ríes por las travesuras y gracietas que se le ocurren con los
amigos, aunque supiera que después iba a ser castigado. Un niño que a pesar de lo vivido, siempre tenía una sonrisa e intentaba
ver lo bueno y animar a los demás. Que luchó para conseguir aquello en lo que
creía.
"Acepta
sus debilidades y confía en ellas y aprende a sacarles partido" (
pág. 44)
"Durante
un partido de hockey Iqbal como en la vida aceptó sus propias
limitaciones y fue capaz de superarlas. Lo hizo porque en lugar de obsesión por
ganar, su única preocupación durante el partido fue como ayudar a su equipo,
como encontrar su lugar, ser útil y poder participar" (pág. 172)
Pero
el 16 de abril de 1995, con doce años, cuando iba en bicicleta con sus primos,
su vida acabó con un disparo de bala. El 16 de Abril fue proclamado por
UNICEF el ‘Día
Mundial contra la Esclavitud Infantil’.
Cinco
años después de su trágica muerte, en el año 2000, se otorgó el ‘Premio de los
Niños del Mundo’ por primera vez. A título póstumo, fue concedido a Iqbal
Masih.
"Iqbal
no veía fronteras en sus limitaciones. No se preocupaba por lo que no podía
hacer. Se interesaba por lo que podía mejorar o recuperar" (pág.
172)
Esta escrito de forma clara, sencilla,
directa, con gran
naturalidad, en capítulos breves con
una letra de fácil lectura, y en casi todos ellos había una o varias frases a remarcar que te hacen, aún más, reflexionar en la historia, en
la vida, en lo bien que estamos y en lo que podríamos y/o deberíamos hacer. Se lee de forma ágil, solo hubo algún
momento en que la historia se me hizo un poco pesada, quizá por lo previsible,
aunque al ser los capítulos cortos se
avanza con facilidad.
Esta
es una de esas historias que no es que merezcan ser contadas, sino que deben
ser contadas para que no se olvide y no podamos decir: "yo no lo
sabía".
CONCLUSION
Es un libro duro, que deja
huella, que nos muestra las duras condiciones en las que viven muchos niños en
Pakistán, que te hace reflexionar. Que merece la pena ser leído.
"Iqbal
no va a cruzar más esa puerta. Pero si puede hacerlo su forma de encarar la
vida, su ánimo para disfrutarla, su ilusión por mejorar la suya y la de los demás"
dicen los hermanos Klang (pág. 178)
y un vídeo que nos cuenta su historia: