domingo, 20 de junio de 2021

 LA SUERTE DEL ENANO de César Pérez Gellida

Autor: César Pérez Gellida

Editorial: Penguin Random House. Suma de letras

Encuadernación: Tapa blanda

Páginas: 588

Fecha de publicación: 5 noviembre 2020

 

SINOPSIS

Un gran golpe al Museo Nacional de Escultura de Valladolid, un asesinato repleto de incógnitas y una inspectora poco social y adicta al sexo empeñada en librar todas las batallas: así es la nueva novela de César Pérez Gellida.

¿Se puede capturar al criminal perfecto?

Valladolid, 2019. Sara Robles es una inspectora singular. Encargada de resolver un macabro crimen, además tiene que lidiar con sus problemas cotidianos, estrechamente relacionados con la adicción al sexo y con un pasado que no termina de curar. Mientras tanto, El Espantapájaros, una misteriosa cabeza pensante, ha orquestado el robo perfecto junto a un exminero, un pocero y un sicario, y está a punto de llevarlo a cabo a través del alcantarillado de la ciudad.

La suerte del enano es una brillante novela con altas dosis de investigación policial, sexo y violencia en la que el lector profundizará en el complejo mundo de los robos de obras de arte y sus extensas ramificaciones que los relacionan con grupos de delincuencia organizada.

Gellidismo extremo en estado puro.

IMPRESIONES

Primero me gustaría agradecer a mis ex compañeros de trabajo burgalés este fantástico regalo de despedida laboral. Hicieron una buena labor de investigación y acertaron con todos y cada uno de los detalles que tuvieron conmigo. Me fui con un sabor agridulce, pero contenta por el tiempo pasado con ellos, del que guardo buenos recuerdos, a pesar del estrés. Al volver a casa dejé grandes compañeros con los que espero no perder el contacto.

Con respecto al libro qué más decir que no se haya dicho ya, sin miedo a caer en la redundancia, es un placer leer las novelas de César.

Cuando ves que en el argumento mezcla una muerte en extrañas circunstancias, el robo de un museo en Valladolid y la mafia rusa, piensas cómo se las va a ingeniar para juntar estos asuntos aparentemente tan dispares sin que nos chirríe; y lo hace, vaya si lo hace, con una maestría de la que pocos pueden presumir como él, con ese dominio de los tiempos, la historia, manteniendo un ritmo ágil, pero constante, que nos mantiene enganchados a la investigación policial encabezada por la inspectora Sara Robles (a quien ya conocíamos de alguna de sus obras previas) y a los pasos que van dando los mafiosos, ¿quién ganará? De hecho, toda la acción se desarrolla en 6 días, y pasan muchas cosas en esos pocos días.

 Todas las tramas y subtramas están perfectamente hiladas, sin dejar cabos sueltos, llegando a un final redondo, sin fisuras.

Tiene una facilidad pasmosa para eliminar personajes sin que le tiemble el pulso en pro del argumento, sin querer hacer spoiler, he contabilizado que se suceden 12 muertes a lo largo de toda la trama y lo mejor es que, si no todas, sí la mayoría, nos parecerán adecuadas.

Los personajes como siempre muy bien perfilados, ahondando en los que ya conocíamos de su primera trilogía, como son los miembros de la comisaría de Valladolid con la inspectora Sara Robles al frente del grupo de Homicidios, que es “adicta al sexo, tiene que lidiar con sus fantasmas, y es dueña de una lengua afilada, sorna sutil pero directa, que se defiende atacando y muere matando”. También nos hacemos una muy buena idea de cómo son los miembros que componen la mafia rusa y al grupo que perpetra el robo a través del alcantarillado, con el Espantapájaros al frente, la cabeza pensante del mismo.

Como no podía ser menos hace guiños, menciones a hechos y personajes de sus novelas anteriores para que no les perdamos la pista por si nos habíamos quedado con ganas de saber más, para que así sepamos o intuyamos por donde han ido los derroteros de sus vidas desde la última vez que se cruzaron con la nuestra. No diré quiénes son, pero uno resulta más sorprendente que otro. Sin embargo, agrada saber su progreso laboral. De hecho, uno de ellos aparece y se incorpora a la investigación.

Dejadme recalcar que es una novela independiente y autoconclusiva, no es necesario haber leído las novelas anteriores para disfrutar de esta obra. Aunque aparezcan actores previos, están perfectamente puestos en situación (como curiosidad diré que resume la bilogía anterior en 5 líneas, ¡qué capacidad de síntesis!). Además, deja semillitas que, conociéndole, le dan para posibles futuras novelas.

En esta ocasión, sí veo el cameo de rigor del autor, además por partida doble (en la bilogía anterior no lo vi, quizá por la dificultad al desarrollarse en Berlín), aparece en escena un “calvo con perilla…”

Como ya he comentado en ocasiones anteriores, tiene un gran dominio del lenguaje, irónico, directo y un estilo personal de decir las cosas.

Ej. “bajo una única y poblada ceja empequeñecían dos esferas color azabache y se le agrandaba una sonrisa de seductora concavidad” (pág.31)

 Con todos sus libros siempre me encuentro palabras desconocidas y acabo con un listado de nuevas palabras, y esta ocasión no podía ser la excepción. Lo único es que esta vez a lo largo de la lectura me he encontrado más pequeños errores de los que se puedan considerar normales, es una lástima que se les hayan pasado en la corrección, ya que no es algo propio de él, y quizá por eso también llaman más la atención.

Otra cosa que he echado de menos y a la que nos tenía acostumbrados es el listado de los personajes que iban a entrar en acción que solía ponernos al inicio o al final de libro.

No obstante a estos mini-peros, el resultado de la obra que acabo de degustar ha estado más que a la altura de mis expectativas como comensal.


CONCLUSIÓN

Magnífica obra del autor, como nos tiene acostumbrados. En este caso es una novela autoconclusiva. Mezcla la investigación del robo de una escultura en el Museo de Valladolid con la mafia rusa de forma magistral. El desarrollo de la trama se produce a un ritmo ágil, pero constante, gracias a una gran labor de investigación que transcurre en tan sólo 6 días. Todas las tramas y subtramas están perfectamente hiladas, llegando a un gran final, sin fisuras. Los personajes perfectamente desarrollados. Uso del lenguaje directo, en ocasiones irónico pero efectivo.

Todo esto hace que una vez terminada su lectura nos quede un gran sabor de boca, deseando repetir.



Relativizar las consecuencias no disminuye la responsabilidad de quien tome decisiones” (pag. 300)

Decía Carapocha: “No buscar finales felices hace que disfrutemos de comienzos prometedores y tránsitos intransitables” (559)


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