Y TÚ NO REGRESASTE de Marceline Loridan-Ivens

Título original: Et tu nés pas revenue

Autor: Marceline Loridan-Ivens

Editorial: Salamandra

Encuadernación: Tapa rústica con solapas

Páginas: 92

Fecha de publicación: 17/09/2015

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SINOPSIS

Hay libros que dejan una marca indeleble y, mucho tiempo después de haberlos leído, permanecen vivos en nuestro recuerdo. Éste es uno de ellos. A los ochenta y seis años, Marceline Loridan-Ivens ha volcado en esta carta abierta a su padre un cúmulo de sentimientos profundamente arraigados desde su juventud, de los que ha sido incapaz de desprenderse durante toda una vida.

«Tú podrás regresar, porque eres joven, pero yo ya no volveré.» Esta simple frase, que Marceline oyó de boca de su padre cuando eran deportados en el mismo tren al campo de Auschwitz-Birkenau en abril de 1943, quedó grabada en su memoria para siempre y es el origen de este relato extraordinario.

La dramática lucha de una chica de quince años por sobrevivir en una situación que ha pasado a la historia como paradigma de la máxima depravación de la que es capaz el hombre queda plasmada con una voz asombrosamente desprovista de sentimentalismo y autocompasión. En su lucha imposible contra una fuerza aplastante, Marceline narra los hechos cotidianos con la frialdad y la distancia de quien, incluso después de setenta años, no puede permitirse ni siquiera el sufrimiento; de alguien que invirtió hasta la última fibra de su persona en un solo fin: salir con vida del infierno y honrar así las palabras de su padre.

IMPRESIONES

El libro es una carta que dirige Marceline a su padre, a sus 86 años. Su padre murió en el Holocausto, mientras que ella consiguió sobrevivir, algo que su padre ya vaticinó cuando estuvieron en Drancy. Le dijo: "Tú si volverás porque eres joven, pero yo no regresaré".  Esto se confirmó en 1948 cuando llega un documento a su casa dándole por desaparecido.

Ella era una niña de 15 años cuando fueron arrestados, luego fueron llevados a Auschwitz- Birkenau. Aunque separados, estaban muy cerquita, ella fue enviada a Birkenau y él a Auschwitz. De hecho, poco tiempo después de llegar allí, su padre consiguió hacerle llegar una carta. Sin embargo, Marceline no recuerda el contenido de la nota. Si recuerda la vez que se cruzaron a las afueras de los campos cuando ambos eran llevados a realizar trabajos. Ella corrió a sus brazos, y así permanecieron hasta que cayó inconsciente a causa de los golpes que le propinó un SS. Pero su padre consiguió darle una cebolla y un tomate y ella comunicarle su número de barracón, el 27B.

En los campos a pesar de estar rodeado de gente, estás solo. No eran más que Stücke, piezas, que era como designaban los nazis a los prisioneros, que utilizaban y explotaban a su antojo sin ninguna consideración hasta la extenuación. El tener número de serie era su oportunidad, su victoria y su vergüenza porque el que no tenía número sabían cuál sería su triste final.

"En aquel lugar uno se congelaba por dentro para no morir. Porque los sentimientos, los recuerdos te vuelven vulnerable, debilitan y matan". (pág. 19)

Marceline le escribe esta carta a su padre modo de homenaje, en la que le expresa todo lo que significó para ella, le habla de su vida, sus experiencias y reflexiones. Vierte todos los sentimientos que arraigaron en su juventud y perduraron toda su vida. Su padre era su norte en los campos, su razón para seguir y el nexo de unión de la familia. Una vez que lo pierde, no sabe cómo avanzar, busca una explicación, necesita ponerle al día de todo lo sucedido. Aunque a veces también cuestione algunas decisiones familiares que él tomó.

Muchas veces me he sentido como una intrusa en su relación, como si estuviese hurgando en una correspondencia que no es para mí.

Nos enseña lo mucho que se sufrió, las cosas tan horrendas que se produjeron en aquellos fatídicos años, pero también lo difícil que fue volver a la "vida" después de los campos. Parecerá raro que en el campo luchó por vivir, pero una vez libre deseo morir. Aunque finalmente consiguió sobreponerse y vivió la vida lo mejor que pudo.

"He vivido porque tú querías que viviera. Pero lo he hecho como aprendí a hacerlo en aquel lugar, viviendo al día, uno tras otro...Hablándote no me consuelo, sólo aflojo lo que me  aprieta el corazón." (pág.91)

"Al final, aun cuando saben que han vencido, no se alegran, han sufrido demasiado, solo les queda un sentimiento de horror y pérdida." (pág. 55)

La forma de narrarlo, por supuesto, es en primera persona, pero lo cuenta todo desde la distancia.  Es dura, directa, sin artificios ni florituras, evitando caer en la lágrima fácil y la autocompasión. Puede parecer que lo cuenta de forma fría y superficial, pero creo que necesita hacerlo así para no volver a revivir en demasía lo sufrido, para no ser arrastrada por la corriente de sentimientos que podría despertar en ella, es una forma de distanciarse de los hechos, para no verse superada otra vez por ellos. La forma de contarlo es hacerlo según van aflorando los recuerdos a su mente, no de una forma lineal.

Es un libro breve. En él se concentran un sinfín de sentimientos, que a pesar de la aparente distancia y frialdad con que nos cuenta su historia, consigue traspasarnos. Muchas veces te recorre un escalofrío por la espalda al revivir muchas de las macabras y cruentas acciones que se llevaron a cabo (aunque ya hayamos leído sobre ello, no deja de sorprender), y las consecuencias, la huella imborrable que deja la fatal experiencia en aquellos que sobrevivieron, ya que cosas que a los demás nos pueden parecer tan comunes, sencillas e irrelevantes como la ducha en un cuarto de baño o ver el humo saliendo de las chimeneas de las fábricas, para ellos es mucho más.

CONCLUSIÓN

Es un conmovedor relato en el que a la vez que nos narra el infierno sufrido, nos transmite fuerza y energía para enfrentarnos a cualquier circunstancia de la vida; vitalidad y esperanza para creer en un futuro mejor; y nos demuestra la capacidad del ser humano para sobreponerse a los desafíos más extremos.

No sé quien dijo que a veces menos es más, y éste es uno de esos casos.